Fatiga y recuperación
La fatiga es el estado en el que el organismo no puede seguir generando un determinado nivel de fuerza, coordinación, velocidad o resistencia. Se da tanto en entrenamiento como en competición y a pesar de lo que se pueda pensar, es una situación necesaria dentro de la práctica deportiva.
Así que no la temas….¡aprende a gestionarla!
Una sesión de ENTRENAMIENTO provoca un estado de fatiga que requiere una adecuada recuperación para que se puedan aplicar más estímulos de entrenamiento de forma eficaz y segura.
De esta forma, los periodos de entrenamiento y recuperación deben planificarse para asegurar el Principio de Supercompensación, un mecanismo de adaptación por el que después de una carga de entrenamiento y tras una recuperación adecuada, el organismo no sólo restaura su nivel inicial de rendimiento, sino que establece un nivel superior al que tenía antes.

¿Hablar de fatiga es hablar de un caballo cansado?
No siempre. Esta imagen de caballo agotado sólo hace referencia a una fatiga global y no debemos pasar por alto que existe también una fatiga local, de ciertas zonas, a veces más difícil de identificar y que requerirá una recuperación también “local”.
¿Cuándo hablamos de fatiga nos referimos a los músculos?
No exclusivamente. Debemos conocer que existe también (entre otras) una fatiga neural que puede acontecer tras ejercicios de elevada demanda técnica y de coordinación. Se caracteriza por una incapacidad del sistema nervioso de activar las fibras musculares de forma efectiva y/o coordinada. Es muy común en disciplinas con un componente técnico elevado.
¿Cómo puedo identificar la fatiga en mi caballo?
La forma en que los caballos muestran la fatiga es variable, pero es común encontrar caballos “vagos”, excitables, irregulares en su rendimiento, con apetito cambiante, con dificultades para responder a las ayudas, etc….
¿Entonces, cómo enfoco la recuperación?
Muy sencillo, se debe planificar junto con el entrenamiento. La clave : se debe dejar descansar el tejido o el sistema que se ha fatigado. Si la fatiga es global o se ha cronificado, el caballo en su globalidad se debe recuperar. ¿Cómo? Intercalando sesiones intensas con sesiones de recuperación, aeróbica. También con días de descanso preferiblemente en prado si la fatiga está más cronificada.
Si la fatiga es más localizada o aguda, debemos dejar descansar la zona fatigada y no repetir los mismos tipos de ejercicios a intensidades altas en días consecutivos. Sí podremos trabajar otros ejercicios que requieran menos trabajo de las zonas fatigadas.
Durante la sesión podemos gestionar la fatiga mediante intervalos trabajo-recuperación (muy muy importante en sesiones de entrenamiento de la fuerza).
¿Qué puedo hacer como jinete para asegurar una buena recuperación?
1.Conocer objetivamente la carga de trabajo: mediante monitorización y evaluación periódica del entrenamiento y la competición. (FC-lactato-parámetros biomecánicos). Esto nos permitirá, además, planificar el entrenamiento y la recuperación de forma adecuada.
2.Calentar de forma progresiva . La intensidad del calentamiento influye directamente en el nivel de fatiga producido por el entrenamiento y el tipo y cantidad de recuperación necesarias. Cuanto más progresivo en intensidad sea el calentamiento, menor fatiga produce el trabajo y menores tiempos de recuperación.
3.Enfriar después del entrenamiento a ritmos lentos o frecuencias cardiacas por debajo de 130 ppm, favorecerá la eliminación de lactato y la relajación muscular.
4.Tomar la temperatura antes y después de las sesiones intensas. De esta manera sabrás si el caballo ha enfriado correctamente antes de dejarle en el box. Como ejemplo: los caballos que “resudan” no han enfriado su musculatura adecuadamente. Para contrarrestar esta temperatura aumentada, vuelven a sudar pasados unos minutos tras volver a sus cuadras. Ya sabéis, ningún caballo debería volver a la cuadra con temperaturas por encima de 38.5ºC o con temperaturas 2ºC por encima de la que salió del box.
5.Asegurar la hidratación de tu caballo mediante el empleo de electrolitos previamente y posteriormente a las sesiones intensas. En verano o clima cálido y húmedo deberían aportarse de forma regular. Existen en el mercado, además, papillas muy útiles para administrar después del ejercicio intenso y la competición que ayudan tanto a la rehidratación como a la recuperación de sustratos energéticos (glucógeno, proteínas, etc)
6.Asegurar un aporte nutricional acorde al ejercicio solicitado, no sólo en niveles de energía, sino en vitaminas, minerales y aminoácidos. Como ejemplo, caballos con un nivel o calidad de aminoácidos insuficientes, es más propenso a desarrollar fatiga de tipo neural en las sesiones de elevada demanda técnica. Los aminoácidos esenciales son necesarios para sintetizar neurotransmisores relacionados con el ejercicio. Además no sólo es importante qué damos de comer, sino cómo. Como ejemplo: no dejes pasar más de 4 horas entre la última comida y el ejercicio intenso
7.En situaciones riesgo térmico (ambiente cálido y húmedo, calor intenso, ejercicio muy intenso o muy prolongado)duchar con agua fría abundantemente y dejar reposar al caballo en una zona de sombra y si es posible con aire para acelerar el proceso de bajada de temperatura.
8.Cuidados adicionales: como frío o frío y presión en las extremidades, arcillas o gredas, luces infrarrojas especialmente en los meses fríos, camas abundantes, prados con sombra y cobijo…